Robotín de Google

25 de abril de 2011

La peluca de la cultura





Se le embota la cabeza. ¿Y cuál es su hora? No lo sabe. Sólo escucha, lee, observa. Nunca sabe nada, ni piensa por sí mismo. Al fin y al cabo nadie piensa por sí mismo, el pensar es algo de conjunto, incluso puedes pensar con Platón, y mira que murió hace años... pero puedes pensar con él, tú y él, juntos en una estrecha conexión que se pasa la línea temporal por el arco del triunfo. Y es que no somos otra cosa que víctimas de una cultura que gotea siempre y que rebasa en muchas ocasiones, esas gotas se pierden, ponte que las gotas son pequeños ideologemas que desaparecen por no ser plasmados lo suficientemente rápido. Qué desgracia.

En fin, que somos como somos no por nosotros mismos sino por toda la pandilla que tenemos detrás, sustentándonos. Es muy gracioso imaginarme agarrado por 5 o 6 personas, uno me agarra por la cabeza, ese es Voltaire, y me hace cosquillas con su pelo o peluca, no lo sé bien. Dos me agarran de las manos, y son Stephen King y quizá Sartre. Luego vienen Platón y Nietzsche que sostienen mis piernas para que no toque el suelo (¿por qué?). Bueno, bien es cierto que Platón tiene más fuerza, Nietzsche suficiente tiene consigo mismo, poverino.