Robotín de Google

17 de junio de 2014

La música aislante




No descubro América a nadie cuando digo que uno de los objetivos de la sociedad de masas (qué lejos queda esto de lo que decía Ortega...) es el de, aunque suene contraintuitivo, crear individuos en forma de islas cuyas relaciones interpersonales se reduzcan a la mínima expresión.

Aquí sí que puedo dar algunas ideas sobre cómo evitar este aislamiento. El aislamiento, por ejemplo, del emprendedor, que no es un aislamiento buscado sino, más bien, el aislamiento poético del Lawrence de Arabia aventurero que sólo se encuentra a sí mismo y a su camello en medio del desierto. Así son hoy en día los productos de esta sociedad de masas, tanto emprendedores como los que no lo son. Todos adolecen de una carencia de socialidad* que ya es prácticamente inextirpable. Cuando digo todos, por supuesto, me refiero a mí mismo. La teoría me la sé de puta madre pero encuentro que tan solo los gitanos han sabido seguir en comunidades estrechas e imperturbables, quizá esto se deba a su nula capacidad de adquisición de nuevas formas y hábitos de vida. Los gitanos que se salen de la lógica del patriarcado, etc, son los que, curiosamente, abrazan  de manera sincera el modo de vida que os presento. Si un gitano pretende ser otra cosa entonces tiene que cortar amarras con ese círculo y perder, por tanto, su socialidad. ¿Quiénes somos nosotros para meternos en las comunidades gitanas y decir que los raros son ellos? No hay más que leer a Lorca, o a cualquier obra de Galdós datada a finales del siglo XIX para ver que las relaciones entre vecinos, entre los obreros, eran estrechísimas y de una profundidad que llama la atención desde la perspectiva de nuestro presente.

Un símbolo de modernidad y de adecuación a los nuevos tiempos es el absoluto desprecio por esas formas estrechas de relaciones interpersonales. Este desprecio ha venido de la mano del neoliberalismo, por supuesto, pero nadie se ha ocupado de impedirlo. Perdonad, cuando digo "nadie" me refiero a "nadie importante". Los hippies no han sido importantes, han tenido un papel en la historia excelente como punto de partida pero insuficiente en sus cristalizaciones efectivas. Tampoco los grupos asamblearios. La poca fuerza que puede tener un grupo de estas características escapa por la boca. ¿La solución pasa por asumir otras lógicas de agrupación social? No creo, porque entonces se asumiría precisamente el problema Mayor, a saber, que los seres humanos han de competir. ¿Qué son, si no, los partidos políticos? Hay una competición de ideas por ideas, hay una voluntad asamblearia que está creciendo en los partidos de nuevo enfoque como Podemos (y otros) y veo que siguen cometiendo la misma estupidez de organizarse no para sí mismos sino para otras lógicas englobantes y paralizantes. Si de verdad los círculos asamblearios funcionan tan bien, ¿por qué no se queda todo ahí?, ¿por qué los círculos, en vez de circular las propuestas hacia arriba para que se desarrollen respuestas dentro de la real politik no asumen que son ellos los que tienen ese poder y los que se lo pueden dar a sí mismos?

Utópico, me dicen, pero mayor utopía (no-lugar) es el momento en que se piensa que la delegación del trabajo y del terreno abonado para las nuevas propuestas, delegación desvergonzada, patética y cobarde, va a servir para realmente cambiar el marco socio-económico. ¡Como si todo fuese tan fácil!

...

Vuelvo al aislamiento. No estamos aislados en celdas. Tampoco creo que lo importante de todo esto sea que estemos vigilados. Realmente lo estamos, claro que sí, pero no es un interés psicológico, no es un interés biográfico, es un interés puramente económico. El sujeto investigado por Google o por la CIA es, a grandes rasgos, un sujeto con poder económico. La mejor manera (y más barata) de controlarle es a través de estas nuevas herramientas. Nosotros lo sabemos y lo permitimos pero, ¿por qué? Porque vemos que están alejadas realmente de nuestra biografía. Pero, aún así, ¿y qué más da si se introducen en nuestra biografía? ¿Qué cuento de viejas chochas es ese de que las máquinas son nuestras enemigas? ¿Qué clase de discurso primitivista trasnochado es el que nos dice que tenemos que quemarlas, que nos deshumanizan y que nos vuelven más estúpidos? ¿Qué clase de pensamiento cristianísimo e inquisitorial es aquel que, ante la innovación científica o ingenieril, decide pensar en prohibir lo que, como lluvia en las nubes, va a caer sobre nosotros querámoslo o no?

Pero no nos queda otra que desenmascarar lo que sucede ante nosotros y que, quizá (permitidme esta chulería) no se contempla del todo claramente: mucho de lo que hacemos hoy en día, incluyendo la escritura y la lectura de este mismo post, nos vuelven sujetos monádicos, pretendidamente autosuficientes y carentes de la necesidad de socializar.

Hoy hablaba de la música. Esta música de hoy en día. No la soporto. Encontré escrito por ahí algo que me abrió los ojos y que me hizo soportarla aún menos (si cabe) : no es música social. No hay comunidades de fans porque la música electrónica o pop ya no crea comunidades. ¿Qué clase de comunidad artificial, austera en ideas, melodramática e infantil forman los fans de Lady Gaga, o de Jennifer López? (Mejor no hablar de los del electrolatino o reggaeton). Es la música en forma de lata, es la música en forma de máquina. Pero esa máquina sí que es dañina, y está comenzando a destruir mediante la inutilización a esos marcos de socialidad que, desde hace décadas, son tan comunes para los jóvenes de todo el mundo: los festivales musicales.

Hacedme el favor y probad a poner en YouTube algún vídeo de gente yendo a un concierto de, por poneros un ejemplo, David Guetta. O de otro tío que abuse de la electrónica. ¿Qué sentimiento de comunidad hay ahí? Yo no lo veo por ningún lado. El sentimiento es puramente artificial: ¡Encended los mecheros!, ¡turn on your smartphone's screen! Una luz. Esa luz cegadora de la nada total. Esa luz cegadora de la comunidad artificial, de la comunidad que pretende ser bacanal pero que no llega ni a la primera copa.

Es la luz cegadora de la sociedad de masas que nos da duros a cuatro pesetas y que instala en nosotros la falsa sensación de pertenencia grupal.

Ese grupo es la subjetividad caída en combate frente a las lógicas impersonalistas.

Mira tu reproductor MP3 y dime cuándo fue la última vez que lo compartiste con alguien.

Un saludo.

Francisco Riveira.
En Zaragoza, 17 de junio de 2014.

* Hablo de "socialidad", no de "sociabilidad", conscientemente.

12 de junio de 2014

Cómo aprobar el First Certificate en tres meses por tu cuenta



Hola a todos y a todas.

Ya hacía días que no escribía pero tengo bastantes excusas. Desde el lunes estoy recibiendo noticias que van a cambiar realmente mi vida, al menos geográficamente. De esto hablaré otro día en otro post ya que aún faltan temas por solucionar pero lo más seguro es que en septiembre me vaya a vivir al extranjero de manera permanente.

...

Para ello necesitaba un título, concretamente el First Certificate. Los Erasmus nos enteramos hace medio año de que las nuevas noticias del BOE traían una modificación en los requisitos para pedir las becas: el nivel B2 de inglés (o el idioma de la universidad en la que se fuese a pasar el curso). Por supuesto que nos pilló de sorpresa, yo tampoco tenía intención de irme de Erasmus pero por hache o por be la situación cambió y me cameló un destino desde el principio. De este destino, como digo, os hablaré otro día.

El caso es que teníamos unos 5 meses para sacarnos el título de B2 en inglés, algo bastante complicado según el nivel del que uno parta. A ello había que sumar que en mi universidad los exámenes duran hasta enero y, además, en la otra universidad a distancia, donde estudio psicología, (la UNED) había exámenes hasta bien entrado febrero por lo que era imposible ponerse en serio con el inglés hasta mediados de febrero.

Para el First Certificate (B2), que es el título oficial de Cambridge, hay varias convocatorias en cada ciudad grande de España. En mi caso (Zaragoza) había tres convocatorias a las que podíamos presentarnos. La primera (abril) era demasiado temprana porque apenas había dos meses para preparar el examen. La segunda (mayo) era la más adecuada porque no sólo nos dejaba tres meses y pico para preparar el examen sino que nos aseguraba disponer del certificado a tiempo para presentarlo a la universidad de Erasmus. La tercera convocatoria se celebraba demasiado tarde, en junio, y hasta julio no había manera de tener el certificado. Desechamos la primera y la tercera y nos apuntamos, cuando pudimos, al examen de mayo.

Ahí llegó el momento de preparación. Creo que he hecho varios posts sobre mis técnicas de organización, de estudio y de preparación de cara a exámenes importantes pero, en el caso del inglés, hay cosas que no se pueden conseguir sólo con el esfuerzo y echándole horas: hay algo más.

Comencé en serio con el inglés el 1 de marzo. Teniendo el examen el 24 de mayo había casi tres meses para preparar bien esa prueba.
La prueba del First Certificate consiste en cinco partes: el speaking, reading, writing, use of english y listening. Cada parte (se supone) te evalúa en una capacidad diferente por lo que este examen se considera muy completo y tiene bastante prestigio a nivel internacional. Por supuesto que es incomparable a un C2 (Proficiency) pero, como nivel inicial, es un título prestigioso. El tema del prestigio de los títulos es algo que no me preocupa ni me ha preocupado, quizá llegue un día en que estos títulos sean meros papeles sin sentido perfectamente intercambiables por una buena conversación cara a cara o una demostración de los propios conocimientos pero, por lo pronto, así son las cosas.

Hay dos tareas fundamentales para pasar este examen: alcanzar el nivel necesario, preparar el examen en sí.

ALCANZAR EL NIVEL NECESARIO:

 Esto es lo que lleva años, esto es lo que no se puede definir bien (al menos por mi parte). Hay algo en los idiomas que, por mucho que se estudie, no sale solo. Los idiomas son vivencia, son interacción, son sociales, son ideología. Nos interesamos en un idioma por muchos motivos, en mi caso, la música. Si no fuese porque escucho música en inglés varias horas al día probablemente mi nivel de inglés fuese mucho más escaso. También las series y películas, el hecho de verlas en inglés es todo un avance. Otra cosa que nadie recomienda: los juegos online. Jugar online usando el inglés (u otros idiomas) como medio necesario para comunicarse con los demás es una de las mejores maneras de aprender un idioma y alcanzar el nivel: te lo pasas pipa y aprendes lo indecible. Por desgracia no hay secretos para esto. La facilidad en los idiomas no se consigue con dedicación consciente. Al menos, en mi caso, me hubiese dado igual escuchar una hora de radio en inglés todos los días durante estos tres meses en los que me preparé el examen si, durante los últimos años, no hubiese dedicado nada de tiempo libre al idioma. Hay que hacer del idioma algo habitual en nuestra vida. Quizá un tema de historia o de economía pueda ser abandonado después del examen o iniciado tres semanas antes: un idioma no sigue ese proceso. Un idioma no se aprende a través de la memorización, como digo, consciente. Sé que hay gente a la que le cuesta entender, escribir y, sobre todo, hablar. Os voy a poner mi propio ejemplo ya que creo que será de mayor utilidad que los típicos diez truquitos de pacotilla que solo sirven en la teoría.

Siempre que he viajado al extranjero (unas ocho veces desde los 19 años -tengo 22-) he hablado en inglés, salvo cuando viajé a Italia. Hablar en inglés implica que estás con gente con la que no podrías comunicarte si no fuese en ese idioma. He hablado en inglés tanto para hacer negocios como para hacer amigos. También he hablado en inglés para comprar el pan y para comprar el billete del metro en Londres. He pasado, en total: cuatro semanas en Londres hablando, por desgracia, el 30% del tiempo en inglés y el otro 70% con españoles. He pasado medio mes en Alemania hablando el 90% del tiempo en inglés. He pasado dos fines de semana en dos años consecutivos (2013 y 2014) en Alemania, en una feria internacional, hablando directamente con directores de empresas y jefes de departamentos internacionales. Eso son unas seis horas diarias durante cuatro o cinco días en total hablando en inglés por necesidad pura y dura del negocio. He pasado una semana entera en Valencia en un curso intensivo de inglés a través de las becas Menéndez Pelayo. He cantado cientos de horas (o miles) en inglés y he escuchado decenas de miles de horas inglés tanto en vídeos como en música.
El inglés de bachillerato no me ha servido para una mierda. Qué decir del inglés de la ESO. Tampoco el método de enseñanza del inglés de la Escuela Oficial de Idiomas me divierte. En la Escuela Oficial de Idiomas he estudiado alemán e italiano y tengo entendido que las enseñanzas del inglés siguen los mismos patrones: clases en las que siempre habla el profesor y en las que se intenta completar en nueve meses unos libros (Student's Book y Workbook). Intercalados entre estas clases aburridas, escolásticas y nada interactivas, van audios e insuficientes conversaciones con nativos o con otros compañeros.
Lo que me ha servido es el inglés para poder sobrevivir, para poder comunicarme con algún objetivo o finalidad. Como digo, el idioma hay que vivirlo y no se puede plantear el estudio del inglés como una meta a largo plazo. 

¿Mi recomendación? Estudiad inglés pero no con el título como objetivo sino con un interés o finalidad claros: ligarse a alguien, vender más productos de tu propia empresa, saberte las canciones de Black Sabbath de memoria...

Así fue como llegué al nivel. Pero claro -me diréis- yo no tengo tres años para hacer inglés por intereses bonitos, yo quiero el título porque lo necesito para trabajar y, además, no puedo viajar al extranjero.

Entiendo esa réplica y, por eso, allá va la segunda parte de mi post: 


CÓMO ESTUDIAR PARA APROBAR EL EXAMEN DEL FIRST CERTIFICATE

Yo dediqué 100/150 horas en total. 200 sesiones en total. Normalmente cada sesión duraba media hora aunque había otras a las que le dedicaba la hora entera. Pero sí, 150 horas en total, de media. 150 horas en tres meses suponen un poco más de una hora y media diaria estudiando inglés.

Me apunté en una Academia de inglés en Zaragoza. Le dije al tío que me consideraba con un nivel de B2 y que quería sacarme el título del First Certificate en mayo porque lo necesitaba para irme de Erasmus. En vez de animarme y decirme que me ayudaría a conseguir ese objetivo, me puso una cara como de desconfianza y me metió en un grupo que ya llevaba el temario avanzado y que, se supone, se iba a presentar en junio. Mi idea era asistir a sus clases y ver si podía aprovechar algo.

El primer día de clases no fue mal. Éramos cuatro en la misma aula y el profesor era estadounidense, un tejano. El acento de Texas es un acento que se me hace muy fácil de entender porque una de mis aficiones, como ya sabéis, es la aviación, y suelo seguir a vloggers aviadores del valle de Texas o del norte de Méjico. Entendía perfectamente lo que me decía en cada momento pero las clases, por desgracia, me recordaban demasiado a bachillerato. Sobre todo la gran cantidad de papeles (a mi parecer) con gramática que nos daba. Ejercicios de gramática para el Use of English y algunas cartas que corregía a los chavales que llevaban ya ahí algún tiempo. El primer día, como os digo, fue bastante bien, a pesar de que ya me olía que esas tres horas semanales (hora y media durante dos días a la semana) podrían ser mejor aprovechadas por mí en mi propia casa, aunque fuera hablándole a la pared.
El segundo día fue el desastre. Fuimos a otra sala y, de repente, la clase se llenó. Estábamos ocho o nueve. Esos grupos hacen imposible una conversación fluida e interesante en inglés. El profesor iba haciendo preguntas al grupo y siguiendo el libro a rajatabla. Me propuse ver qué era lo que diferenciaba ir a clase de no ir y, la única diferencia que vi, fue esos cinco minutos en los que yo hablaba. Como éramos ocho o nueve y no podíamos hablar más de un minuto cada uno, decidí no volver más por esa academia.


Así que puedo decir que, salvo esas dos clases, me he sacado el First Certificate por mi cuenta y sin la ayuda de ningún profesor. 

Ni siquiera me despedí del director de la Academia, ni del profesor (ahora que lo recuerdo, fue el profesor el que puso esa cara cuando le comenté que quería sacarme el First Certificate en dos o tres meses, no el director), salí y no volví más. Me marché a casa y comencé mi planning.


Mi planning era el siguiente: El examen del First tiene cinco partes, cada parte puede ser preparada haciendo determinados ejercicios. La idea era separar cada parte de las demás y realizar los ejercicios oportunos para asegurarme, al menos, un aprobado. Para ello tenía el libro: Masterclass FCE (un libro azul). No usé ningún otro material para aprobar el examen. Quizá me hubiese venido bien una ayuda extra con el writing o con algunos ejercicios de rephrasing pero me sentí cómodo con el libro y, sobre todo, me dio la sincera sensación de que estaba estudiando.

Me dividí las doscientas páginas del libro en esas doscientas sesiones. Cada sesión normal (hasta que terminé el libro) equivalía a tres páginas del libro (Student's book) y a una o dos del Workbook. Por lo general no me costaba más de una hora hacer esas cuatro páginas en total, aunque había ejercicios del libro que eran listenings y que duraban bastante más de lo habitual y, por tanto, tenía que dedicar más tiempo a cada sesión. 


Eso es lo mínimo que hay que hacer: conseguir un manual oficial del First Certificate que, a través de diversos temas y muchos ejercicios que luego te aparecerán el examen, te prepare con suficiente solvencia para afrontarlo con posibilidades de éxito.


Eso lo primero, lo segundo formó parte del resto de las sesiones, y aquí voy a ser más específico pues ese libro te prepara, como digo, para las cinco partes.

-Speaking: el mejor modo es viajar (o vivir en el lugar), pero si uno no puede viajar, siempre puede utilizar Skype para hablar con gente en inglés. Hay muchas webs donde se pueden intercambiar conversaciones: media hora en español y la otra media hora en inglés. Así se coge soltura, se hacen amigos y, de paso, se aprueba un examen. Yo tuve la suerte de que tenía también dos compañeros que iban a preparar el examen en la misma fecha que yo y, durante un mes o dos, estuvimos dedicándole una hora semanal a hablar en inglés. Hablar en inglés también de otros temas no relacionados con el examen, de nuestra propia carrera, por ejemplo. También hacíamos los ejercicios concretos del speaking (comentar fotos, etc) pero realmente si eres capaz de hablar sin titubear de un tema cualquiera que te interese, luego te ponen una foto delante y no es difícil articular un discurso sin problemas.

-Listening: Vaughan radio. Apuntaos eso si queréis una buena radio, interactiva y muy didáctica. Didáctica hasta echar la pota, por eso os la recomiendo. Ahí tenéis a los mejores locutores para aprender inglés de manera divertida y sencilla. Lástima que en TuneIn Radio Vaughan me daba problemas de conexión porque, de otra manera, la hubiese escuchado siempre. Mi programa favorito comenzaba de madrugada y, creo que me acuerdo, se llamaba Highways and Byways. Pero, como os digo, si he aprendido a escuchar inglés ha sido gracias a los rockeros de los que siempre he sido fan. La pronunciación y vocalización exquisitas de Rob Halford, el uso de lenguaje callejero de Axl Rose y, cómo no, de showmans (o showgirls) como Ellen Degeneres, Richard Dawkins o filósofos y filósofas como Judith Butler (pronto hablaré de ella por aquí) o Churchland. Pero esto ha sido algo que siempre he hecho. Además, estar acostumbrado a diferentes acentos hace todo más fácil. Los audios oficiales de Cambridge son excelentes, tienen una calidad soberbia y, si podéis, os recomiendo hacer el examen por Computer Based (a través de ordenador) ya que os facilitan unos auriculares para poder escuchar los listenings sin problemas de ruido ambiente o lejanía del altavoz.

-Reading: hoy en día el reading se practica en cualquier lugar: videojuegos, Internet, chats, e incluso en los anuncios. Yo no me leí ningún libro entero, ni me puse a subrayar concienzudamente las palabras que no me sabía. Todo eso me parecía una pérdida de tiempo. No digo que leer libros en inglés esté mal, sólo digo que el empacho a leer en inglés es peor, a veces, que no hacer nada. Es preferible, además, leer sobre asuntos que a uno le interesen desde hace tiempo y sobre los que tenga ya un vocabulario formado en su lengua nativa: así será más fácil conectar y dar sentido a párrafos completos en los que, quizá, no sepamos qué significan el 10 o 20% de las palabras. En el reading no hay que conseguir entender el significado de las palabras concretas, es preciso entender párrafos enteros o frases enteras: las unidades más pequeñas con sentido del lenguaje no son realmente importantes. Para practicar el reading hice muchos ejercicios. De algún modo esta parte del examen era parecida a la del carnet de conducir: había respuestas trampa, había dobles sentidos (como en las respuestas del listening) y, por eso, está bien preparar, a través del libro, los ejercicios concretos. Una vez conoces la dinámica ya será más fácil entrar en ella en el examen final.

-Use of English: muchos ejercicios, pero también mucha intuición. La intuición en el inglés suele ser buena consejera. A veces las preposiciones nos juegan una mala pasada y, ¡qué puedo contaros de los false friends! Al final hay que jugar con tres variables: intuición, práctica constante y conocimiento de la teoría. Si falla una quizá a través de otra variable se pueda sacar el ejercicio. En mi caso, esta parte fue en la que mejor me fue aunque, después de hacer el examen, creía todo lo contrario (que la suspendería). Ahí juega la suerte y la intuición, como veis, más que el estudio concienzudo. 

-Writing: aquí fue la parte en la que más me di cuenta de lo mucho que un profesor me podría ayudar: no tenía a nadie que me pudiese corregir mis cartas o mis escritos de otro tipo (historias, reportajes, ensayos...). Hay fallos tontos de estilo que uno va acumulando durante su vida y, si nadie se lo corrige, puede seguir así para siempre. Con un profesor o con un corrector yo hubiese sido capaz de haber sacado mejor nota en esta parte que fue, además, la que peor hice de todas (un poco por encima del borderline). Hay que conocer frases hechas y cómo articular cada tipo de texto porque cada uno tiene una estructura diferente a seguir.


Se me ha olvidado comentaros que no pasa nada si uno suspende una (o, quizá, dos) parte del examen: el resto de notas compensa la mala: se hace una media entre las cinco partes. Hace años no era así y ahora funciona de esta manera creo que hasta en el C1. Creo que en el C2 hay que aprobar todas las partes.

El aprobado del First Certificate se consigue con un 60 de 100. De un 80 a 100 se considera que tienes un nivel de C1 aunque el título que te dan es el First Certificate (FCE), no el CAE.

¿Qué nota saqué yo después de tres meses, con todo ese bagaje detrás mío, y por mi cuenta? Un 74 de 100. Me fue muy bien en el Use of English (por sorpresa) y supe que había hecho un speaking de nivel alto. El listening, que creí que fue lo que mejor tuve, me sorprendió con una nota no mala pero no tan buena como me esperaba. Y, por lo demás, el reading me fue bien y el writing lo que peor sin llegar a suspenderlo.

Hay que tener en cuenta que mi decisión de no ir a una academia fue la más correcta pero porque me conozco a mí mismo y sé que yo, solo, en mi casa, aprovecho mucho mejor el rato que dependiendo del nivel de los demás y del ritmo al que vayan las clases. Además, lamento decirlo, pero cinco minutos de speaking directo con un profesor nativo, en una clase de 8 o 9 personas, no sirve para nada.


Quizá vuestro caso sea diferente al mío pero, en serio, si creéis que vais a poder seguir una rutina de estudio DIARIA y dedicándole varias horas, además de si creéis que tenéis el nivel suficiente como para poder empezar a preparar este examen, no os lo penséis mucho. 



Da miedo porque es un examen caro (200€) y no hay muchas posibilidades de que, una vez suspendido, las reclamaciones tengan éxito. Tened en cuenta que lo único que se evalúa por personas es el speaking y el writing, el resto se pasa por plantilla. El speaking se corrige por dos personas a la vez y el writing por, eso creo, alguien directamente en Cambridge que, imagino, algo de inglés y de redacciones sabrá.

Da miedo pero no es imposible. Con esfuerzo y dedicación se puede conseguir. 

En esto, como en todo lo demás, no hay milagros que valgan. Es muy difícil obrar un milagro en un examen con tantas partes tan variadas (y en varios días) así que preparadlo bien.


Creo que me he pasado de extensión con este post pero estoy seguro de que a alguien le va a servir de ayuda. Este título de post es el que yo busqué en febrero para ver si alguien por Internet había hecho lo que yo iba a intentar y en el período de tiempo en el que lo pensaba hacer. Encontré varios blogs más pero siempre me quedaba con ganas de más información. La información, además de informar (obvio), consuela. 


Espero que este post os haya servido tanto como consuelo tanto como de información de primera mano. Me ha costado decidir si contaros mi experiencia personal para llegar al nivel que tengo porque siempre, en eso, hay un poco de orgullo y egocentrismo. Salvo por esos ejemplos personales espero que hayáis aprovechado el resto de este post y os deseo, si lo vais a preparar pronto, que tengáis éxito en vuestros futuros exámenes.

Un saludo.

Francisco Riveira
En Logroño, 12 de junio de 2014.

2 de junio de 2014

Apología del hombre rico




Uno tiene que rendir cuentas ante sus compañeros de ideología casi siempre, también cuando se deja llevar por el fenómeno fan. Los compañeros suelen hablar de rap, de canciones patrióticas de la URSS y de himnos militares comunistas. También la CNT, los "viva la FAI", etcétera.
Dije que lloré cuando murió Michael Jackson y enseguida me preguntaron: "¿llorar? Pero si era rico." Aquí yo veo un cortocircuito y me parece que hay dos sentidos de la crítica que no terminan de casar bien ni de comprenderse.

Entiendo que las personas somos producto de una cultura en el sentido de que esta nos atraviesa, nos conforma y configura, y de la cual somos incapaces de escapar. A veces tenemos sueños felices en los que la cultura es otra pero la cultura, en su acepción etimológica, es imposible de cambiar. Pero, si nosotros somos productos de esa cultura... ¿no lo son también los que están en la clase dominante? No quiero pecar de infantil o de poco avispado en este sentido pero creo que muchos de los argumentos marxistas anti-clase-dominante son argumentos psicológicos, dicen: "son imbéciles, se portan mal, beben y conducen, explotan a las persona"s. Y creo que les ocurre lo mismo que a Marhuenda cuando debate en televisión: se dejan llevar por los ejemplos, por la psicología, y no por la estructura que subyace. También me parece que en esto cae la  Asociación de Víctimas del Terrorismo, van a lo psicológico, en la vida han hecho un análisis profundo de la realidad que hay detrás de las causas que motivan a un terrorista a hacer lo que hace y en la vida lo harán, porque no es su trabajo. Pero, en cambio, sí que es trabajo del marxista el de entender las condiciones objetivas de la realidad para, en cierto sentido, poder elaborar un discurso más apropiado sobre la misma. Si esto se hace ubicando la crítica en el individuo concreto, como parece que nos ha inculcado el periodismo amarillista, si nos perdemos en el ejemplo y olvidamos las estructuras que permiten la existencia de tal ejemplo... entonces nos hemos perdido en la discusión.

Creo, por tanto, que no se gana nada con la crítica a individuos particulares porque, tan pronto como fallezcan o sean asesinados, aparecerán otros, hijos de la misma estructura que ha parido a los primeros. Entre esta y otras razones encuentra mi abstencionismo un sostén fundamental: da igual el que gobierne porque el problema no es lo que hay que gobernar, sino quiénes realmente gobiernan, y en qué división hemos de jugar para cambiar el mundo.

Hay una división que es la que ellos llaman casta, o clase dominante. Prefiero quedarme con la segunda denominación aunque, si pudiese elegir, no elegiría ninguna. Creo que hay terminologías que han perdido su sentido inicial (aunque tiempo atrás fuesen, sin lugar a dudas, marcadores de realidades a denunciar) y lo llevo escribiendo desde hace días en este blog.

Nos ponemos a analizar la clase burguesa y observamos que hay burgueses con una sensibilidad especial ante la desigualdad y el sufrimiento humano. Esta sensibilidad no debe cegarnos y hacernos pensar que ya, por eso, la diferencia entre clases no existe, más bien debe hacernos pensar que las diferencias psicológicas entre una y otra persona de las supuestas dos clases no es tan marcada. Es, como estrategia, fabuloso pensar que las personas son problemas en sí mismas y que por eso hay que ir matando a diestro y siniestro. El problema de esta tesis es que no es radical. El terrorista no es un radical. El terrorista sólo ha alcanzado a ver la superficie del problema y no se ha molestado en estudiar lo mínimo para comprender que las personas particulares no son el problema a solucionar. Tampoco voy a poner ejemplos porque si no me contradiría.

Y bien, tampoco es justo basar la crítica interclasal en los modos más o menos snobs de vivir de gente como Carmen Lomana, los reyes de España o los futbolistas de la selección española... son producto de su entorno. Estoy seguro de que Iniesta, en sus últimas elecciones, no era consciente de la barbaridad que estaba diciendo. No le otorgemos esa inteligencia.

Michael Jackson se hizo rico, podéis estar o no de acuerdo conmigo, sin maltratar conscientemente a nadie. Sin someter a nadie a ningún tipo de discriminación económica, sin cargarse familias enteras, sin despedir a nadie injustamente. Tampoco aquí me sirve el ejemplo. Un artista rico, probablemente el más rico de todos los tiempos (no tengo ese dato), ¿cómo se hace rico? Puede que su producción artística sea genial, la gente se sienta atraída por ella y la comience a comprar. Puede que los medios se hagan eco de ella y esas ventas se multipliquen exponencialmente. Yo lo veo lógicamente posible. Hay un comentario que he hecho en alguna ocasión y que, quizás hoy, sea el día de retirarlo o, al menos, de ponerlo un poco en duda: Rico es todo aquel explotador o hijo de explotadores. Rico es todo aquel que se beneficia económicamente directa o indirectamente de la desgracia ajena.

Estas dos frases son muy potentes para un discurso populista pero no me valen, no cuando el ejemplo que nos dan es totalmente psicológico: Explotador, beneficiado... Son términos que han pasado la barrera de lo económico de la que Marx no quería salirse. Las críticas de Marx, para todo aquel que comience a leer El Capital, no son a personas concretas sino a un modo de hacer economía muy claro. Él hacía una descripción de estructuras. Las descripciones de carácteres de personas son cosa de psicólogos y estas descripciones se ven sometidas a numerosas irregularidades e inconsistencias, os lo dice un tío que también estudia psicología. No se puede sostener, por ningún lado, que las personas particulares sean las causantes (por mucho dinero que tengan) de la desgracia ajena. Esto tampoco se puede reducir al molino de Leibniz, cuya idea es que de la composición de piezas pequeñitas inconscientes (los ricos) podía darse lugar a un molino gigantesco y perfectamente operativo (el sistema capitalista). No creo que de la inconsciencia de estos ricos nazca la desgracia económica del 99% de la población mundial.

El ejemplo de este post es Michael Jackson, de hecho este post es una especie de homenaje que se me ha ido muy lejos de donde quería aterrizar. Michael Jackson llegó a mí sin la publicidad que recibió en los 70 u 80, llegó de manera lateral cuando estaba haciendo algo totalmente diferente. El caso es que comencé a aficionarme a su música, a sus videoclips (fue el inventor) y a algunas de sus películas y libros. En alguna que otra entrevista pude ver más de cerca a un hombre al que su propia industria (la que le hizo tan rico) le convirtió en un ser desgraciado y extravagante. Un hombre al que, la propia prensa que otrora le ensalzó, le estaba acusando sin motivos de pederastia y de mal padre. Porque, no lo olvidéis, la prensa amarillista es la nueva censora universal, es la nueva Inquisición. Pero esto, dicho así, parece un intento patético de ensalzar una figura. Ahora me pregunto... ¿dónde quedan los chistes crueles sobre Michael Jackson? Se han muerto todos, junto con él. Queda, sin embargo, un legado apasionante de canciones que son un (valga la redundancia) canto a la fraternidad universal, a la conciencia ecológica, al pacifismo y al amor a los niños y a los animales. Nada de eso, por mucho dinero que haya detrás y que lo haya permitido, puede ser reducible, desechable y despreciable "porque el que lo ha producido tiene mil millones de dólares". Pensando así, sería justo decir que ninguna obra de arte anterior al siglo XIX tendría valor porque muchas (por no decir la mayoría) de ellas estaban pagadas con dinero de asesinos, de papas o de verdaderos burgueses (porque lo de hoy, mal que os pese, no se llama burguesía... seguirá las mismas lógicas o parecidas, pero BURGUESÍA no es ni de coña). Y más de mil ejemplos os puedo poner sin parar de teclear en varias horas. (Goethe, Wagner... Engels... ejem).

Esta es mi apología al hombre rico y que no sirva de precedente.*

Ego te absolvo. In nomine patris et filii et spiritus sancti.
Amen.

Un saludo.

Francisco Riveira

En Zaragoza, 2 de junio de 2014.

*Persona rica.